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La virtualización de la docencia en las universidades sudamericanas: el caso chileno

La transformación de la docencia virtual en una experiencia global que puso de manifiesto varias dimensiones educativas –que ya venían experimentándose desde hace décadas –, pero que, bajo esta situación de excepción por la pandemia,  involucró a todas las universidades tradicionales. El caso es que esta emergencia sanitaria aceleró un proceso de transición de universidades que tradicionalmente funcionaban bajo modalidad presencial y les obligó a saltar hacia el siglo XXI, abriéndose rápidamente hacia la docencia no presencial.

A nivel mundial y latinoamericano ya se observaba que el avance en las tecnologías de la comunicación y la información (TICs) les había ofrecido la oportunidad a las universidades de incrementar sus estudiantes online. Ello representaba uno de los factores críticos de la educación superior en este siglo XXI, según expertos internacionales. Pero nadie en los países sudamericanos estaba preparado para que una emergencia de este tipo impusiera y adelantara semejante proceso.

La experiencia de las universidades chilenas tradicionales durante el año 2020 y el que se inicia, es compartida en todo el continente sudamericano según información disponible.

Docencia virtual en las Universidades y el Postgrado

La docencia virtual en las universidades se aplicó a todos los niveles y modalidades educativas. En cuanto al postgrado, su oferta no presencial en Chile desde 2010 se había venido incrementando, pasando de 18 programas en 2011 a 107 en 2020. Sin embargo, esa oferta no representaba, en enero de 2020, sino el 5,1% de la oferta total de programas de postgrados universitarios en el país.

La pandemia cambió radicalmente este panorama y, en 2020 y 2021, las universidades están ejerciendo la docencia a distancia tanto en pregrado como en postgrado.

Todo ello ha significado una adaptación de proporciones para la cual no todas las instituciones ni las personas estaban preparadas. Este proceso adaptativo ha sido múltiple y en distintas dimensiones: a las tecnologías virtuales; a las nuevas metodologías y didácticas, en fin, a las nuevas condiciones de vida, estudio y trabajo remoto en situación de confinamiento y cuarentena.

El paso acelerado hacia la virtualización de la docencia en pregrado y postgrado significó una nueva arista en la cual se evidenciaron las enormes desigualdades en el acceso a la educación. Estudiantes vulnerables sin acceso a Internet o sin computador fueron entonces visibles. Y las universidades tomaron un conjunto de medidas para superar esas brechas: las becas de conectividad se multiplicaron por miles. Pero, la desigualdad se evidenció también por la diferencial de alfabetismo científico y la brecha digital previa.

Docencia de Postgrado a distancia

Las universidades chilenas tomaron medidas para implementar las clases de manera virtual lo cual implicó nuevas relaciones y procesos. La docencia virtual supone nuevas condiciones de la relación profesor/estudiante; nuevas condiciones de la gestión docente y curricular, así como nuevas condiciones de la gestión institucional. Y en el proceso mismo de enseñanza-aprendizaje surgen, como un gran desafío, analizado por los expertos: los sistemas de evaluación no presencial.

La educación virtual se generalizó incluyendo a las universidades tradicionales y de excelencia. En el caso de la Universidad de Santiago de Chile, ésta fue acreditada por 7 años, (nivel máximo en Chile) incluso en el contexto de este panorama de la virtualización. El fortalecimiento del Postgrado, en este caso, significó la creación de una Vicerrectoría de Postgrado, que está jugando un rol relevante en la virtualización de la oferta formativa.

Acelerando una transición hacia el futuro

Las medidas extraordinarias que han debido tomar las universidades por causa de la pandemia parece que han llegado para quedarse. Aún cuando no veremos a las universidades tradicionales transformarse en universidades a distancia, se acentuará la tendencia global de poner a disposición del público cursos, programas y recursos online. Con toda probabilidad, las universidades tradicionales chilenas y sudamericanas incorporarán de manera masiva tecnologías digitales, y el e-learning y el b-learning serán empleados sistemáticamente para impartir docencia.

Las carreras de pregrado que se impartan de manera no presencial dependerán de las propias capacidades institucionales, pero lo cierto es que a nivel de magíster esta modalidad se verá incrementada. En cuanto al b-learning se espera que esta modalidad se generalice especialmente en el nivel de magísteres y doctorados.

En este sentido, veremos innovaciones dentro de las orgánicas institucionales, así como el reforzamiento de las unidades dedicadas a la mejora sostenida de la calidad en el contexto virtual.

De esta forma la pandemia habrá impulsado, de manera inesperada, una aceleración en la transformación de las universidades tradicionales tanto de su orgánica como de su vuelco hacia mediaciones tecnológicas y de Inteligencia Artificial que, si bien se veía venir durante este siglo XXI, era esperada para más adelante.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de Learn Chile.

Pandemia y pospandemia: amenazas, esperanzas y adaptación

Comenzando este nuevo año académico, el panorama al que nos enfrentamos resulta complejo. En un contexto de crisis social, ambiental y sanitaria, amenaza y esperanza conviven con diversas intensidades y configuran una paradoja que nos permite también observar, no sólo el momento inmediato, sino también lo que ha sido y lo que podemos esperar que suceda en el futuro, si aprendemos nuestras lecciones de lo vivido durante este último año.

Podemos decir que 2020 estuvo marcado y conducido, en sus connotaciones más urgentes, por la palabra adaptación. Aunque en una primera mirada costara dimensionar el impacto de lo que venía, muy pronto comenzamos a vivir los efectos de la pandemia en todos los niveles de nuestro quehacer. Mientras asumíamos la migración de clases presenciales al uso de tecnologías y al desarrollo de plataformas, herramientas, capacitación y metodologías para dar continuidad a las clases en modalidad virtual, las desigualdades tan propias de nuestras sociedades volvían a manifestarse, crudamente, en las diferentes esferas del proceso.

Sin embargo, estudiantes, académicos, investigadores, profesionales y funcionarios, pudimos llevar adelante un año que, no exento de serios problemas, nos permitió entender que en momentos fundamentales como éstos, solo la colaboración y la perseverancia en la búsqueda del bien común, pueden conducir a enfrentar las circunstancias.

En ese contexto, pronto entendimos también no sólo la relevancia de dar continuidad a nuestras labores habituales sino, además, de conducir nuestras acciones en un compromiso ampliado y urgente con nuestras comunidades. Así, medios y redes de nuestra universidad se abocaron a informar y a generar actividades y contenidos de apoyo que fomentaran la salud física, el pensamiento y la cultura. Y, entre varias otras iniciativas, hubo una que resultó fundamental: nuestro Centro Asistencial Docente e Investigación (CADI-UMAG) que, a meses de ser inaugurado, se transformó en uno de los seis primeros laboratorios del país dedicados a analizar muestras de PCR, e investigar en torno a la propagación del Covid-19 en Magallanes, lo que contribuyó, significativamente, al manejo de la pandemia en la Región.

Ésas y otras experiencias nos permiten mirar con esperanza en este 2021 y actuar en consecuencia. Aunque continuaremos las clases en modalidad virtual durante el primer semestre, combinándolas con prácticas e internados resguardados, iremos evaluando el retorno a la presencialidad cuando las condiciones sanitarias lo permitan, teniendo en cuenta la salud y la seguridad de quienes integran la comunidad universitaria.

Lo que nos queda como gran lección es seguir observando el camino del bienestar colectivo y la colaboración a partir de lo hecho. Allí radica la esperanza y, en no observarlo, la amenaza. Y esto tiene una arista concreta: el gran logro del desarrollo de la virtualidad -que permitió enfrentar la actual crisis- debe seguir siendo abordado como un instrumento que ayude a enfrentar las desigualdades y las vinculaciones con los territorios. En tanto esta valiosa herramienta se utilice para el robustecimiento de las universidades en sus localidades y permita extender las posibilidades del trabajo colaborativo y el enriquecimiento mutuo con instituciones de otras latitudes, lo local y lo global entrarán en un diálogo que sólo puede resultar productivo y enriquecedor.

Cualquier otra mirada, cualquier desvío hacia el camino de la competencia y la desconexión con las comunidades, nos conducirá a una amenaza cuyas consecuencias serán amargas. Nuestra acción, junto con la de muchos otros actores, demostró que la ciencia hecha en el territorio resulta fundamental para enfrentar con esperanza los problemas y las amenazas de las crisis ecológicas, económicas y sociales del futuro.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de Learn Chile.

La primera chilena en recibir la vacuna COVID-19 en EEUU, es bioquímica de UACh

Magdalena Esparza vive en Estados Unidos desde el año 2013 y actualmente trabaja en el desarrollo de un kit de detección de COVID-19 en saliva. “Este virus ha afectado a todo el mundo y la única forma que tenemos de acabar con esta pandemia es vacunarnos, además de seguir con las medidas de seguridad como lavado de manos, usar mascarilla y mantener distancia”, señaló tras haber sido vacunada en Estados Unidos contra el virus que nos afecta.

La profesional, quien vive en Texas, se desempeña como bioquímica en Baylor College of Medicine and Texas Children’s Hospital, haciendo investigación en un equipo de laboratorio que tiene como misión realizar pruebas con muestras humanas de niños para un kit de detección de COVID en saliva. “Me vacuné porque trabajo en un hospital de niños y al estar trabajando en un kit de detección de COVID, estamos en contacto con muestras que podrían estar contaminadas”, comentó.

El arte de promover la vacunación

Magdalena nació en Santiago de Chile hace 35 años, pero que se crió en el sur, completando sus estudios superiores en la Universidad Austral de Chile. En el año 2004 entró a la UACh y luego obtuvo la Licenciatura en Bioquímica y el título profesional de Bioquímico. “Elegí estudiar bioquímica por mi amor a la Biología y los procesos biológicos. De la Universidad tengo los mejores recuerdos sobre mis primeros pasos en un laboratorio; de cómo aprendí a pipetear, de mis primeros experimentos y así mis primeros congresos de bioquimica”, contó con entusiasmo.

A la par de su labor como investigadora, le encanta dedicarse a hacer ilustraciones. Comentó que compatibiliza la Bioquímica y la ilustración con disciplina y organización: “Cuando la creatividad se hace un hábito, es mucho más sencillo organizar tu tiempo y espacios de trabajo”.

Su labor como ilustradora resultó del amor y pasión por el arte: “Participé como artista la primera vez hace 7 años en el Festival Via Colori en las calles de Houston Downtown. Desde allí, no paré más”. Cada año sigue siendo parte de este festival, creando gigantescas piezas de arte con tiza para apoyar la misión de The Center for Hearing and Speech.

Desde este año, Magdalena decidió comenzar con la creación de su propia colección de libros para niños llamada: Pintando Aprendo, donde el primer libro llamado ¿Quién vive en Chile? tiene como misión, dar a conocer los pueblos originarios de Chile.

La bioquímica ha utilizado su arte para promover la vacunación y actualmente está enfocada en explicar a las personas que no entienden de ciencia lo importante que es vacunarse. “Todos queremos nuestras vidas de vuelta y este es el camino para lograrlo”.

Gobernanza de establecimientos universitarios en tiempos de crisis

Previo a la pandemia, el país vivió una crisis social que se inició el 18 de octubre de 2019, que se extendió por varios meses y que solo se vio interrumpida por la llegada del Coronavirus. Desde ese período, el sector educación superior se ha visto afectado por la interrupción y ausencia de normalidad de las actividades docentes. Esto obligó a universidades e institutos a tener que adaptar y emplear plataformas tecnológicas para darle continuidad a la función pedagógica.

Esta crisis sanitaria nos sorprendió en pleno inicio del primer semestre de clases. En la generalidad de los establecimientos, el ingreso de alumnos de primer año fue con fecha 16 de marzo y la gran masa de estudiantes antiguos debía hacerlo el día 30 del mismo mes. Y fue justamente entre el 16 y 20 de marzo que las entidades cerraron sus puertas y se vieron obligadas a impulsar la actividad académica de manera virtual.

Para contextualizar, en Chile, el 80% de los ciudadanos toma vacaciones en febrero de cada año. Entonces, el retorno del personal académico y administrativo se produjo el 02 de marzo. Con la pandemia en ciernes, la educación superior activó el “Plan anti-pandemia”. En el caso de varias universidades, éste existe desde el año 2010, cuando surgió el brote mundial de influenza H1N1, por lo que ello dio origen a que se constituyeran los respectivos comités de crisis para revisar los protocolos y ponerlos en ejecución.

Esta histórica alarma sanitaria obligó a las universidades a cambiar su metodología en la educación. Actualmente, la práctica pedagógica está en pleno desarrollo, a través de clases online, utilizando plataformas virtuales como Moodle o Zoom, entre otras. Esto implicó que un número importante de académicos de la educación terciaria, migrara a una nueva forma de realizar la docencia y con una gran batería de herramientas.

Por su parte, para las actividades de investigación, las universidades hacen su mayor esfuerzo en continuar desarrollando la forma en que cada especialista, de manera autónoma, siga liderando sus proyectos. En lo que concierne a los trabajos en laboratorios, los investigadores han debido rotar su ingreso a las instalaciones para que puedan seguir avanzando en sus experimentos, respetando los protocolos sanitarios que se han instaurados por las instituciones.

Durante esta crisis, la investigación juega un rol fundamental para el país, por lo que se ha hecho necesario crear nuevas fuentes de difusión para el financiamiento de proyectos entre la comunidad académica universitaria.

En cuanto al apoyo a los estudiantes, diversas instituciones han puesto a su disposición unidades de conectividad móvil para mejores enlaces que soporten el proceso enseñanza – aprendizaje online, además de equipos computacionales y tablets, entre otros.

Es de particular importancia sumar las actividades de extensión. Durante la pandemia, las plataformas digitales han jugado un rol fundamental para la difusión masiva de las diversas acciones que las instituciones han puesto a disposición de la comunidad, destacando la lectura, el deporte en casa, el bienestar y el medio ambiente.

Para una eficiente y eficaz gobernanza frente a esta crisis -que exige abordar la integralidad de aspectos académicos, administrativos y financieros-, ha sido de gran utilidad el uso de la diversidad de herramientas de comunicación online existentes. Estas plataformas son de rápido acceso, permiten una interacción horizontal entre los participantes, una comunicación sincrónica, compartir documentos y analizarlos en conjunto de una forma aún más expedita que cuando se realizaba en la modalidad presencial.

Un direccionamiento más cercano de la universidad en tiempo de crisis, así como un involucramiento más directo del rector en la cobertura de temas operativos y la participación activa en determinados equipos para abordar situaciones contingentes, constituyen una muy buena práctica, la que impactará positivamente en la gestión institucional.

Para una gobernanza efectiva y eficiente, los rectores, además, deben desplegar funciones hacia afuera de sus instituciones y en su representación; involucrándose, participando y constituyendo equipos de trabajo, acortando las distancias en la estructura organizacional. De esta manera, surge la oportunidad para que colaboradores de nivel operativo puedan interactuar y demostrar sus capacidades para hacer frente de mejor manera a esta crisis.

Hemos tenido que aprender a revisar y tener actualizados los planes de seguridad (a nivel institucional y de los países), dado que los riesgos globales serán más frecuentes de lo que lo han sido en la historia de la humanidad. En particular, en el caso de Chile, hemos vivido entre ocho a diez crisis sanitarias, breves y prolongadas, en los últimos 150 años. En materia de gestión de riesgos, los protocolos de seguridad van a perdurar por mucho tiempo y eso dice relación con aspectos sanitarios y de distanciamientos entre las personas.

Por último, el aprendizaje que nos dejará la llegada de esta pandemia es que debemos ocuparnos de los aspectos emocionales y afectivos de nuestra comunidad, a través de acciones que nos ayuden a identificar los factores de riesgo, implicando una detección oportuna de los cambios emocionales y la habilitación de un verdadero ecosistema de bienestar y felicidad.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de Learn Chile.

La innovación curricular en la transformación de la educación técnico-profesional

La última jornada de Learn Chile en LACHEC 2020, este 27 de agosto, puso de relieve la educación técnico profesional chilena en el ámbito internacional. Un potente panel de académicos y especialistas nacionales abordó la Innovación Curricular como puente de transformación, aceleración y actualización de la formación técnico-profesional ante el desafío global de la industria: experiencias de Chile y Colombia y fue presentado por Juan Pablo Guzmán, rector IP-CFT Santo Tomás y presidente de Vertebral Chile; Carlos Díaz, rector de Duoc UC y Luis Eduardo Prieto, rector de INACAP Chile. A esta experiencia, se sumó la de Colombia, que fue relatada por Omar Lengerke, rector de las Unidades Tecnológicas de Santander y presidente de REDTTU Colombia, así como representantes de la industria de este país.

Las y los panelistas coincidieron en que la pandemia ha planteado un gran desafío al desarrollo de la educación técnico-profesional y que es necesario fortalecer un proceso de cooperación entre actores públicos y privados e, incluso, de la sociedad civil (Colombia); que es imprescindible implementar cambios curriculares que abran oportunidades a estudiantes nacionales e internacionales; que los docentes deben capacitarse y sumarse al cambio; y que esta transformación debe ir de la mano del desarrollo y apropiación de las tecnologías de la industria 4.0.

Guzmán (Santo Tomás) agregó que es fundamental el intercambio de estudiantes y docentes que amplíe los conocimientos y experiencias y les permita conectarse con una realidad regional y global. En este sentido, señaló que se debe afianzar el relacionamiento de las instituciones regionales y globales para exportar e importar experiencias formativas.

Prieto (INACAP) consideró que la cooperación entre instituciones debe sembrarse desde la enseñanza media, que se debe entablar una relación más cercana con los sectores productivos y se debe trabajar “codo a codo” con las empresas. “Debemos empezar a formar otro tipo de competencias como la facultad de emprendimiento”. También postuló que se debe “encantar” a los empresarios, para que se sumen al proceso de formación dentro de las instituciones.

Carlos Díaz (Duoc UC), por su parte, consideró que los desafíos son muchos y que los procesos para llevarlos a cabo serán de largo plazo. Visualizó la digitalización como uno de estos desafíos y planteó que las capacitaciones continuas en innovación y digitalización por parte del plantel docente son fundamentales, así como los vínculos que se establezcan con las empresas que, desde su punto de vista, están debilitadas debido a los efectos de la pandemia.

Alianzas colaborativas

La directora de Relaciones Internacionales de INACAP y presidenta de la Comisión Técnico Profesional de Learn Chile, Claudia Navarro, presentó un paper introductorio al mencionado panel en el que destacó los desafíos a los que se enfrentan actualmente las instituciones de educación superior (IES), en particular las técnico-profesional (TP). “El desafío es mantener actualizada su oferta en base a las competencias y estándares que requiere la industria, considerando, además, los cambios que éstas van experimentando de forma regular en un contexto social y tecnológico muy dinámico, tanto a escala local como global”, afirmó.

Para ello, considera que “es clave acelerar el mejoramiento y articulación de los procesos formativos y poner foco en el fortalecimiento y desarrollo de trayectorias formativas y laborales coherentes con las necesidades de las personas, la economía, la sustentabilidad y el territorio”. Así como lo es la articulación de un trabajo en red entre las instituciones académicas TP y las empresas y organismos representantes de la industria, junto con el Estado.

“Esta tríada -afirma- debe asumir un rol en el diseño colaborativo de un currículum innovador, pertinente y flexible, formando a los futuros trabajadores con las habilidades necesarias para ser competitivos en un espacio de trabajo crecientemente automatizado y cada vez más globalizado”. Es decir, la formación de profesionales capaces de desempeñarse en espacios de trabajo multiculturales e interconectados, independiente de la ubicación geográfica, conscientes del impacto de su actuación en el desarrollo sostenible global y el bienestar colectivo.

Eso requiere -apuntó- de un cuerpo de profesores altamente capacitados y actualizados en competencias laborales del siglo XXI, un desarrollo de investigación e innovación con base tecnológica y, sobre todo, que las instituciones establezcan vínculos con un espacio interconectado internacionalmente. Es decir, lo que se conoce como formación de ciudadanos globales. 

En el caso de la movilidad estudiantil conocida hasta antes de la pandemia, ésta era una herramienta para adquirir dichas competencias globales durante los viajes y estadías en otros países. Sin embargo -para Navarro-, en el caso de los estudiantes TP, a excepción de las prácticas en el extranjero, las cifras de movilidad están “muy por debajo de aquellas de estudiantes de carreras universitarias tradicionales”. En esto inciden directamente las barreras financieras, idiomáticas e incluso curriculares (convalidaciones), así como el tiempo repartido entre el estudio y el trabajo de muchos de estos estudiantes.

Por lo tanto, para lograr la obtención de competencias transversales, en especial las de orden global, considera beneficioso el uso de metodologías de aprendizaje implementadas a través de la colaboración internacional y la internacionalización del currículum. Y agregó que: “La cooperación internacional, además, puede aportar acelerando esta disminución de brechas y ampliando las oportunidades de colaboración en ámbitos más desarrollados en otras áreas del mundo”.

De allí que Navarro destacó el rol de la tecnología en este momento, como un vehículo “eficiente y democratizador”. Aunque señaló que su implementación requiere de una alta inversión por parte de las instituciones TP para que estas tecnologías estén al servicio de currículums innovadores, que aporten a la actualización de los estudiantes y su apresto laboral: didácticas de simulación y realidad virtual, robótica y automatización para capacitar en los aspectos técnicos y procedimentales requeridos por la industria. Así mismo -comentó-, se debe considerar la capacitación y actualización tecnológica de los profesores para que cumplan con su rol educador en este ámbito.

Sostuvo que las alianzas colaborativas y los proyectos concretos entre instituciones de educación TP y las empresas, son fundamentales para solventar esta inversión y disminuir las brechas de relevancia: “A través de proyectos conjuntos, generación de redes, virtualidad, colaboración internacional e internacionalización del currículum como vehículos de la innovación, se puede llevar a cabo de forma acelerada, la transformación y actualización de la formación técnico-profesional, no solo localmente sino también a nivel regional”.

COVID-19: Sistema universitario responde eficientemente al desafío

“Somos el país de Latinoamérica que más exámenes hace por millón de habitantes, con cerca de 50 mil”, comentó emocionado el ministro de Salud de Chile (Minsal) Enrique París, en junio, evidenciando la capacidad de respuesta de las diversas instituciones a un problema de magnitud mundial, instancia en que las universidades han sido fundamentales, jugando un rol activo para responder eficientemente a esta crisis.

De los 100 centros habilitados para la detección de COVID-19, 40 están ubicados en hospitales públicos, 32 en laboratorios privados y 28 en universidades, con una capacidad máxima de procesar 23 mil exámenes diarios. El aporte de las instituciones educacionales es indudable, acción que da cuenta de un ecosistema de investigación existente previo a la pandemia, con las capacidades necesarias. En Chile hay investigación de calidad y nivel internacional.

Los laboratorios universitarios fueron revisados por la autoridad sanitaria y certificado por organismo técnicos antes de recibir las primeras muestras. Las universidades chilenas han puesto al servicio del país su infraestructura, equipamiento e investigadores, estimulando así la colaboración entre entidades gubernamentales, públicas y privadas para dar solución a los principales dilemas que nos aquejan.

Junto con aportar con el procesamiento de PCR, las universidades se han volcado durante este tiempo a desarrollar una serie de innovaciones y proyectos de investigación en distintas áreas, desarrollando desde elementos de protección personal hasta ventiladores mecánicos y tratamientos experimentales contra el Coronavirus.

Nuestros investigadores postergaron, por el momento, el trabajo de investigación científica porque entienden que nuestra responsabilidad como universidades y, en especial como Universidad Autónoma de Chile, es contribuir a superar esta pandemia desde nuestro ámbito de acción. Creo que este tiempo permitió visibilizar lo mejor de nuestra institución con profesionales íntegros y comprometidos socialmente, sirviendo al país desde cada una de sus disciplinas.

Además, fuimos capaces de crear una red, que se adaptó rápidamente y que aportó territorialmente a la crisis sanitaria cuando el sistema público necesitó de refuerzos. “Son un grupo de laboratorios de emergencia, por así decirlo” señaló en su momento Carolina Torrealba, subsecretaria de Ciencias. Fundamental en esta acción conjunta ha sido la coordinación de la Subsecretaría, que a través del despliegue territorial con las diversas subsecretarías regionales ha coordinado a los equipos, aumentando la capacidad de diagnóstico en todo el territorio nacional.

Mientras no exista una vacuna que evite el avance y propagación del Coronavirus, el testeo oportuno y temprano es la principal herramienta de combate y contención para enfrentar la amenaza, y serán nuestras universidades las llamadas a estar ahí, en primera línea, mientras el país lo necesite.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de Learn Chile.

Universidades chilenas otorgan becas de conectividad para optimizar las clases online

A pesar del contexto de pandemia, que ha obligado a las universidades e institutos técnico-profesionales de Chile a suspender las clases presenciales, el desarrollo de los contenidos sigue su curso a través de la modalidad virtual y el año académico de la educación superior sigue su ritmo. En gran parte, esto se debió a la rápida reacción de las instituciones que no sólo saltaron a las plataformas virtuales para adaptarlas como salas de clase, sino también a las facilidades que se les otorgaron a los estudiantes que requirieron de apoyo tecnológico.

Una de las soluciones más tangibles fueron las becas de conectividad, que dieron la posibilidad a quienes no la tenían, de acceder a planes de datos de internet o, incluso, a notebooks o routers para poder seguir estudiando desde sus hogares. Entre 1.500 y 3.000 alumnos de las instituciones que integran Learn Chile, se vieron beneficiados con becas de conectividad.

Por otro lado, Banco Santander convirtió su programa de becas de movilidad a becas de conectividad y otorgó 10 mil de éstas a las universidades o institutos con los que mantiene convenio actualmente. De ellos, 20 instituciones pertenecen a nuestra red.

Este plan además estuvo acompañado por la optimización del funcionamiento de las redes sociales de las casas de estudio, como uno de los principales canales de comunicación, así como de los medios internos de difusión de información como, por ejemplo, la entrega de certificados en línea.

Acortando las distancias

“Continuaremos realizando actividades stream/live para la comunidad, pero también estamos levantando información relevante del comportamiento en cuarentena, para reorientar nuestros servicios ante las necesidades de apoyo estudiantil que se han generado por esta emergencia”, comentaron desde la Universidad de Santiago.

Uno de los beneficiarios, Luis Aravena, alumno de la carrera Contador Auditor del Instituto Profesional Santo Tomás Osorno, señaló: “Fue una gran ayuda porque para acceder a las clases virtuales lo hacía desde mi celular y era un poco más complicado. Ahora que tengo el computador puedo bajar y guardar los archivos que envían los profesores y trabajar a la par con ellos”.

En la zona más austral de Chile, en la Universidad de Magallanes, la planificación original sigue su curso, reemplazándose las clases presenciales a interacciones online mediante dos vías: clases en vivo y cápsulas de video, donde el académico o académica responsable de la unidad graba o narra contenidos que llevan a actividades específicas según los objetivos del programa.

Aquí testimonios de estudiantes de la Universidad de La Serena:

De igual manera, las universidades han virtualizado y han abierto a la comunidad sus actividades culturales, museos, salas de eventos y charlas para poder continuar con las labores de extensión que realizan habitualmente. Puedes recorrer sus sitios desde aquí.

Universidades combaten la pandemia con innovación y sentido de solidaridad

Chile se ha caracterizado por afrontar con una actitud resiliente crisis y catástrofes naturales, sobre todo, anteponiendo la solidaridad para resolución de problemas. Así es como, en el caso de la pandemia, las instituciones de educación superior han puesto a disposición su conocimiento y servicios para generar soluciones de prevención, investigación científica y servicios de laboratorio que permitan paliar los efectos del COVID-19 en la sociedad chilena.

De norte a sur del país, se han elevado propuestas que ya están ejecutándose; desde mascarillas y escudos faciales hasta la puesta a disposición de sus laboratorios y desarrollo científico para encontrar la cura o medicamentos paliativos del COVID-19. Asimismo, la comunidad universitaria (tanto de estudiantes como de egresados) ha sido convocada y está apoyando desde sus hogares en actividades legales, psicológicas, educacionales, preventivas y de desarrollo de ideas.

Esta es la colaboración que están prestando algunas de las IES pertenecientes a Learn Chile:

Pontificia Universidad Católica de Valparaíso

Desde la segunda quincena de marzo, académicos de la carrera de Diseño de la PUCV, en conjunto con Roland Finster, ingeniero experto en plásticos del FabLab Olmué, inició un proyecto de diseño y producción de escudos faciales en 3D, logrando reducir el tiempo de elaboración de 45 minutos a 45 segundos por unidad.

En esta misma línea Valparaíso Makerspace (espacio de experimentación y prototipado de la PUCV) se adjudicó fondos para el rediseño, testeo, validación y fabricación de protectores faciales impresos con tecnología 3D, que serán donados a distintas instituciones de salud pública de la Región de Valparaíso.

Además, la Facultad de Ciencias de la PUCV creó un espacio para aclarar las dudas acerca de toda la información que circula en las redes sociales sobre la pandemia, de manera que puedan realizar recibir información directamente de un científico.

Universidad de la Frontera

Con la colaboración de la UFRO, la Región de la Araucanía logró duplicar la capacidad diagnóstica de la región, a través de dos laboratorios que se encuentran con esta misión desde el 16 de abril, aportando 250 diagnósticos diarios.

Además, la universidad ha puesto a disposición del servicio hospitalario parte de su infraestructura y está aportando con la fabricación de protectores faciales en impresoras 3D, apoyo profesional y en equipamiento para la detección del COVID-19, así como en evidenciar la trazabilidad y aportar con conocimientos a la toma de decisiones.

Por su parte, un importante voluntariado de estudiantes está colaborando en atención clínica.

Universidad de La Serena

Un grupo de académicos y funcionarios de la ULS organizó la iniciativa C19-ULS-3D+, que activó una cadena solidaria permitiendo fabricar escudos faciales para el personal de salud de la Región de Coquimbo.

A esta iniciativa se sumó una campaña de voluntarios de las facultades de Ciencia y de Ingeniería que, en 14 días, fabricaron 600 escudos faciales que fueron entregados en instituciones de salud pública en comunas de La Serena, Coquimbo, Ovalle, Andacollo, Monte Patria y Combarbalá.

Por otro lado, puso en marcha la campaña comunicacional #QuedateEnCasa #VuelveALeer, que busca convertir el tiempo de cuarentena preventiva en un espacio para fomentar la lectura de obras clásicas o contemporáneas, de la literatura universal y chilena.

Universidad de Magallanes

Esta institución desde mediados de marzo puso a disposición de la autoridad regional los recursos universitarios necesarios para combatir la pandemia. Primero fue el edificio del Centro Asistencial Docente y de Investigación (CADI-UMAG) que, desde el 30 de marzo, funciona como el laboratorio de diagnóstico del Covid-19 a nivel regional. Luego se sumaron los departamentos de Ingeniería en Computación y Terapia Ocupacional que convocaron a sus docentes y estudiantes para fabricar insumos de protección al personal de salud. Recientemente, la institución traspasó el primer recinto externo al campus central, en caso de una eventual demanda hospitalaria.

Universidad de Santiago de Chile

La Universidad de Santiago también se sumó al apoyo brindado a los municipios y desarrolló un sondeo que tiene por objetivo que los vecinos proporcionen, voluntaria y diariamente, información sobre su condición de salud a los alcaldes de sus comunas. Esto permitirá que los ediles tomen decisiones más efectivas para evitar la propagación de la pandemia.

Por otro lado, los Departamentos de Ingeniería Eléctrica, Ingeniería Mecánica y la Facultad de Ciencias Médicas de esta universidad, han desarrollado un proyecto para reconvertir equipos médicos en ventiladores mecánicos de alta complejidad. La iniciativa, que ya se puso a disposición del gobierno de Chile, permitiría la adaptación de mil equipos respiratorios CPAP que actualmente se encuentran disponibles en el sistema de salud. La Casa de Estudios estima una capacidad de reconversión de hasta 300 dispositivos mensuales.

Universidad de Valparaíso

El Centro de Diagnóstico e Investigación de Enfermedades Infecciosas de la Escuela de Medicina de la Universidad de Valparaíso está procesando 700 exámenes a la semana de pacientes sospechosos de estar infectados con Covid-19 (unos 3.000 al mes).

Además, esta universidad desarrolló un software que permite localizar a las personas con sospecha o diagnóstico de coronavirus en el territorio, combinando distintas capas de información sanitaria y socioeconómica de los pacientes. El Sistema de Información de Salud Territorial para el Adulto Mayor (Sistam) es un software pionero en Chile, diseñado por el Centro Gerópolis de la UV y se implementa en doce centros de salud familiar de Valparaíso.

Por otro lado, esta universidad integra la primera red internacional que genera evidencia de alta calidad sobre Covid-19. Cuatro docentes y ocho residentes e internos del CIESAL de la Facultad de Medicina evalúan y sintetizan información a diario sobre la enfermedad.

La UV también ha puesto a disposición un servicio de consultas telefónicas odontológicas gratuito y ha producido y está liderando una campaña para entregar 10 mil escudos faciales a los hospitales de Valparaíso, en alianza con la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y la Universidad Técnica Federico Santa María, entre otras instituciones.

Universidad del Bío-Bío

La Facultad de Ciencias de la UBB puso a disposición de la comunidad del Ñuble un Termociclador PCR en tiempo real, a través del cual el hospital regional logrará duplicar la cantidad de exámenes diagnósticos de COVID-19. Este instrumental de última generación es parte del Laboratorio en Genómica y Biodiversidad de la universidad. Por otro lado, entregó el equipamiento necesario para habilitar una estación de trabajo para la extracción de muestras.

Universidad Técnica Federico Santa María

Algunas de las iniciativas que está desarrollando la UTFSM es la fabricación de protectores faciales, ventiladores mecánicos y un monitoreo ambiental que se hará al inicio del invierno para determinar el impacto de la contaminación atmosférica en la expansión de la enfermedad.

Además, la UTFSM ha entregado ayuda en: la elaboración de escudos faciales mediante un sistema de inyección de plástico que permite agilizar su producción, el diseño de una tórula que se puede desarrollar en Chile para realizar exámenes de COVID-19 y la creación de un prototipo de caja de aislamiento para ofrecer mayor seguridad al personal en el proceso de intubación endotraqueal en pacientes críticos.

Universidad Tecnológica Metropolitana

La Universidad Tecnológica Metropolitana (UTEM), mediante su Programa de Prospectiva e Innovación Tecnológica, ProteinLab, el Programa de Institucional de Innovación, Innova UTEM e Ingeniería 2030 UTEM, se propuso fabricar pantallas de protección facial para el personal médico y de atención al público en hospitales y centros de salud. El compromiso fue aportar con 3 mil protectores faciales.

Apoyo a estudiantes

La reacción de las IES frente a la pandemia ha sido rápida; han puesto a disposición los saberes de sus académicos para generar cápsulas informativas, columnas de opinión, aportando consejos y recomendaciones para afrontar la situación que se vive a nivel mundial.

Pero, además, y más allá de la contribución que están haciendo a la sociedad en su conjunto, han logrado proteger y garantizar la continuidad de la formación académica del estudiantado a través de protocolos y la aplicación de sistemas de enseñanza virtual.

La mayoría de las instituciones están entregando becas de conectividad y chips telefónicos para que sus estudiantes puedan seguir formándose en línea. Algunas incluso han provisto a parte del estudiantado de computadores en los casos que ha sido necesario. También se están implementando programas de apoyo para acceder a las clases online.

Universidades chilenas se unen para paliar efectos de la pandemia en movilidad estudiantil

Al igual que en muchos países, la pandemia ha conducido en Chile al cierre de fronteras, suspensión de clases presenciales en colegios y universidades, al retorno de estudiantes internacionales a sus países de origen o desde el extranjero y, por ende, a la puesta en marcha de soluciones alternativas para continuar con los programas 2020.

Frente a este escenario, la red de instituciones de educación superior (IES) Learn Chile, compuesta por universidades y centros de formación técnico profesional, convocó a una instancia de diálogo, tanto a sus IES asociadas, como a instituciones que no pertenecen a la red, con el fin de buscar soluciones conjuntas a nivel país a través de las experiencias y buenas prácticas aplicadas habitualmente o frente a la contingencia.

La red Learn Chile fue creada en 2013 y está compuesta actualmente por 24 IES. Cuenta con apoyo estatal a través de ProChile y busca potenciar la internacionalización de la oferta académica del país, promocionándolo como destino para estudiantes internacionales y realzando el sector de educación superior como un polo de desarrollo social, cultural y económico.

El pasado 31 de marzo, 55 representantes de 20 casas de estudio públicas y privadas de todo el país, se reunieron virtualmente para compartir experiencias, reacciones, visiones de un panorama a futuro y las soluciones que cada institución ha ido implementando frente a este nuevo desafío para la movilidad estudiantil a nivel mundial, debido a la necesidad de permanecer aislados.

Atención personalizada

La reacción inmediata de las IES frente a la pandemia -según manifestaron los encargados de las oficinas de Relaciones Internacionales- implicó otorgar garantías de continuidad, en muchos casos, a través de cursos en modalidad on line y flexibilizando los procesos educativos al máximo. Asimismo, se realizaron gestiones ante organismos públicos, en coordinación directa con las contrapartes internacionales, lo cual favoreció que los estudiantes que lo requirieran pudieran volver a sus lugares de origen de manera oportuna y sin mayores contratiempos.

El trabajo de apoyo se vio fortalecido por la participación de estudiantes anfitriones para guiar a sus pares extranjeros, así como también mediante contención psicológica no sólo para los estudiantes internacionales en el país sino también para los estudiantes chilenos en el exterior. Este último grupo ha regresado a Chile en un número importante, tomando la opción en sus respectivas universidades anfitrionas de continuar en línea con los programas de este semestre.

Nuevos escenarios

La situación actual de la movilidad estudiantil -plantearon- es de gran incertidumbre. Algunas instituciones han aplazado el inicio de los programas a impartir durante el segundo semestre y planifican con miras a 2021 ofrecer programas semi presenciales. Se prevé que toda la oferta académica internacional se deberá considerar en un contexto de máxima flexibilidad, para poder proyectar que los estudiantes puedan efectivamente llegar a nuestro país, cumpliendo con aspectos migratorios y resguardos de seguridad y salud adecuados a los desafíos que impondrá la nueva realidad de la educación internacional.

La modalidad on line está impulsándose con fuerza, tanto para continuar con los programas que fueron concebidos originalmente bajo esta forma como para generar nuevas propuestas e instancias de enseñanza-aprendizaje. La proyección es continuar con este tipo de formación durante todo el semestre puesto que la gran mayoría de los estudiantes internacionales ya está desarrollando sus programas de manera virtual.

El diálogo entre IES del país fue productivo, generoso y dejó en claro la necesidad de aunar esfuerzos para afrontar lo que será una ineludible transformación de la movilidad estudiantil a nivel país, generando no sólo nuevas propuestas educativas sino también protocolos que permitan una reacción rápida y eficaz frente a situaciones de crisis.

Marcos Avilez, director de Learn Chile, manifestó que estas instancias de coordinación entre las instituciones de educación superior contribuyen a generar un sentido y una visión país sobre la educación internacional y la importancia de la movilidad estudiantil. “Los desafíos que impone la pandemia están siendo abordados para que, de las respuestas y soluciones, surjan mejores prácticas y se fortalezca la posición de Chile como un espacio de conocimiento, que cuenta con herramientas y capacidades para adaptarse a los escenarios globales y sus urgencias”, afirmó.

Chile es uno de los líderes en calidad de la educación superior en América Latina y se propone el desafío de trasladar estos índices a un modelo de movilidad estudiantil que alcance estándares que respondan adecuadamente a los retos que situaciones como la pandemia en curso imponen.

Solidaridad, la mejor barrera para esta pandemia

Estamos viviendo un momento nunca experimentado por las generaciones presentes a nivel mundial. Una variación del virus Corona (COVID-19) que ha obligado a cerrar las fronteras en muchos países. En Chile, esta decisión se tomó el 16 de marzo para las personas extranjeras que lleguen por cielo, mar o tierra con el fin de evitar la propagación del virus. Como red de instituciones de educación terciaria, desde Learn Chile nos interesa informar también sobre las medidas adoptadas por las instituciones que nos conforman.

Si bien se trata de una situación transitoria, lo que más se requiere en este momento es solidaridad. Debemos trabajar en unidad para poder superar los contagios que se han dado de manera acelerada y sin pausa. Esta pandemia llegó a poner a prueba nuestra empatía y el compromiso con el bienestar común, no sólo el individual. El mensaje entonces es: quédate en casa, sal sólo para lo estrictamente necesario. De esta manera nos cuidamos entre todos.

En este sentido, la comunidad universitaria y los institutos profesionales de Chile han dispuesto suspender sus clases presenciales y tomar medidas para facilitar la continuidad de la formación de los estudiantes internacionales en sus hogares, en la mayoría de los casos, ofreciendo como opción la modalidad virtual en línea.

A la comunidad que nos sigue a través de nuestras plataformas, a los jóvenes que en algún momento visitaron Chile, a los que hoy se encuentran en nuestro país o que tienen pensado venir en algún momento, les pedimos solidaridad, respeto por las pautas de prevención informadas por cada país y las autoridades sanitarias internacionales.

Nuestro país ha tomado medidas sanitarias en base a la experiencia de otros países. De manera que, cuando esta situación se resuelva con el apoyo de todos, los estaremos esperando para que puedan disfrutar la experiencia de vivir y estudiar en Chile.