Sin duda alguna, lo que más me gustó de Chile fue la relación que generé con su gente. El poder compartir mi experiencia con una familia chilena, viviendo con ellos, me hizo sentirme un chileno más. En cuanto a educación, pude comprobar que en Chile con menos medios también se logran grandes cosas y que finalmente son las experiencias son las que te hacen crecer. Más que sólo ir a clases, fueron las personas que allí había las que me enriquecieron en conocimientos.
Además, estando en Chile pude viajar bastante. Conocí Punta Arenas, Puerto Natales y las Torres del Paine por el sur. Por el norte pude recorrer en auto desde Valparaíso hasta San Pedro de Atacama. Dormir mirando las maravillosas estrellas y amanecer en mitad del desierto no tiene precio. Este viaje ha sido una gran historia que contaré durante toda mi vida a mis hijos, nietos, etc.