Demasiadas cosas en común tienen Daniel Justo Ramos y Oscar Chavarría, dos jóvenes españoles que llegaron a Universidad Santo Tomás a través del Programa Experiencia Internacional (PEI). Ambos viven en pueblos pequeños de Galicia, estudian en la Universidad de Santiago de Compostela, estuvieron el semestre pasado en UST Santiago y este semestre llegaron a cursar ramos en la Escuela de Trabajo Social de UST Viña del Mar. A ninguno de los dos le gustó la vida en la capital y, por el contrario, dicen estar felices en la Región de Valparaíso, donde participan en un proyecto social junto a vecinos del cerro Cordillera. Y lo último: deben volver a España en agosto, aunque tienen decidido que en algún momento de sus vidas volverán a Latinoamérica.
Daniel, estudiante de Pedagogía, y Oscar, alumno de Educación Social, se declaran satisfechos por su estadía en Chile: “sabíamos que iba a ser un gran año, pero ha superado todas nuestras expectativas”, sostienen. “El año pasado estuvimos en Santiago, también en la carrera de Trabajo Social, y después en el camino surgió la opción de venirnos a Viña. Nosotros somos de ciudades pequeñas, no estamos acostumbrados al ajetreo de Santiago, se nos hacía demasiado grande y además queríamos conocer otras realidades”, dicen sobre el cambio de ciudad.
–¿Por qué decidieron estudiar un año en Chile?
Daniel: No tengo un concepto específico, siempre tuve ganas de venirme a Latinoamérica y Chile parecía un buen país. Habíamos estudiado algo del sistema educativo de acá y me interesaba conocerlo de primera fuente para comprender y ver si se puede complementar con el de España.
Oscar: Yo tenía muchas ganas de venir a Latinoamérica, pero no de viaje, quería residir acá un tiempo para entender la realidad de acá. Para mi profesión, la educación social parte en los movimientos sociales y en ese sentido Latinoamérica es un ejemplo de movilizarse para conseguir algo. Y en el aspecto geográfico, Chile tiene todo, montaña, desierto, mar y eso me interesaba mucho.
– Dicen que no les gustó mucho la vida en Santiago.
Oscar: No es que no me guste, a nivel cultural Santiago es una bomba, todos los días hay charlas, teatro, música, eso me gusta. Pero la ciudad me sobrepasaba, como que me expulsaba, andar una hora en metro porque todo era lejos, eso no me gustaba. A mí me gusta saludar a los vecinos, abrir la puerta y conversar, eso en Santiago es complicado.
Daniel: La impersonalidad, el ritmo tan acelerado, no había un trato como el de Valparaíso, donde puedes encontrarte con los vecinos y saludarlos. Allá era ir en el metro lleno de gente, pero sentir que ibas solo, eso me agobiaba de Santiago. Acá en Valparaíso encuentro que las cosas funcionan distinto, me siento más cómodo con el ritmo de acá.
Oscar: Eso se percibe en todos ámbitos, también en el universitario. Acá hay mucha menos gente, entonces conoces no solo a tus compañeros de clases, sino a gente de otras carreras.
Daniel: Y las relaciones con los profesores son más cercanas, te sientes en un entorno de confianza y les puedes comentar lo que encuentras difícil, puedes pedir consejos para cualquier otra cosa. Por ejemplo, la semana pasada un profesor nos dio información para un proyecto que estamos haciendo en el cerro Cordillera.
– ¿Cómo es la vida en los pueblos donde ustedes viven en España?
Daniel: Es así todavía, vengo de un pueblo muy pequeño, por eso agradezco tanto venir a Valparaíso, que tiene un potencial tremendo. Acá cualquier cosa que te propongas, puedes llevarla a cabo. Estamos trabajando con la junta de vecinos de Cordillera y es impresionante el apoyo que te brindan, las fuerza que te dan. Es uno de mis mayores momentos de crecimiento personal.
Oscar: Lo que estamos haciendo acá no sé si se podría hacer en Santiago. En Valparaíso todo se va dando más fácil.
– En el plano académico, ¿cómo les ha ido?
Daniel: El trato más cercano hace que los aprendizajes sean a otro nivel, más significativos. Si tienes dudas o comentarios, los haces y siempre se reciben de forma positiva.
Oscar: Hay otros ejemplos. Allá en Santiago sales de clases y como todos viven lejos, no hay tiempo para compartir. Acá todos viven relativamente cerca, entonces hay espacio para compartir fuera de la universidad y así es más fácil crear un ambiente en la clase, que nos incluyan, pertenecer al grupo.
– Dicen que querían conocer los movimientos sociales de Latinoamérica.
Oscar: Llegamos justo cuando está pasando todo. Sabía un poco de la historia de Chile, la línea política que sigue, pero poder vivir los movimientos sociales es algo que te marca y te da para pensar.
Daniel: Acá tienen bien interiorizado que la lucha social debe llegar a un objetivo. Acá se han logrado muchas cosas con la protesta, no de manera violenta, pero sí cambiando las cosas desde la cotidianidad. En España pecamos de conformismo, acá se empieza una lucha y se va con todo.
– Oscar, tú sufriste un accidente grave en Valparaíso.
Oscar: Llevaba cerca de dos semanas en Valparaíso, iba caminando a casa y venía un coche sin frenos y me arrolló. Estuve en el hospital como cinco días y otros 15 días en cama, en total fueron 20 días sin poder hacer nada. Se me pasó por la mente volver a España, pero también pensaba que tenía que recuperarme para aprovechar al máximo el tiempo que me quedaba acá. Fue muy importante el apoyo de Dani, que hasta me hacía la comida cuando yo no podía levantarme.
– ¿Extrañan mucho a su familia?
Daniel: Sí, eso se da. Hablo con mis padres y ellos comprenden que estoy feliz acá, pero siempre está el sentimiento de extrañar. Yo también los echo de menos, pero no necesitamos estar cerca para querernos, sabemos que estamos bien, aunque estemos al otro lado del mundo. Les cuesta, pero comprenden.
Oscar: Nadie puede decir que no extraña a sus seres queridos, pero también está lo importante de pensar en la felicidad de la otra persona. Ellos entienden que es un proceso de mi vida, que aprendo y estoy feliz acá, creo que valoran eso.
– ¿Dirían, entonces, que las expectativas que tenían sobre el viaje están cumplidas?
Daniel: Es mucho más. Yo imaginaba que iba a ser un buen año, pero está siendo mucho mejor, demasiado. Me resulta curioso ir por la calle, sentir que esta es mi vida y de repente me viene un flash y me acuerdo que estoy de intercambio y que esta vida tiene una fecha de caducidad.
Oscar: Ha sido muy bueno vivir dos realidades, Santiago y Valparaíso. Me gusta eso.
– ¿Les gustaría volver?
Daniel: Sí, seguro, no sé si a Valparaíso, pero a Latinoamérica seguro que volveré.
Oscar: Quiero volver, necesito ir a España a terminar la universidad, presentar mi tesis, pero la idea es volver, Valparaíso me atrae, hay muchos proyectos que quiero seguir.
– Hablaban del trabajo que están realizando con los vecinos.
Daniel: Es una labor de desarrollo comunitario local con los vecinos. Uno de los proyectos es la rehabilitación de espacios públicos que están botados, microbasurales, entonces hay que reconceptualizar el valor que tienen esos espacios para los vecinos. Hay una labor social de reeducación también, tenemos un huerto comunitario que hemos creado como espacio de encuentro para los vecinos.
Oscar: Cuando llegamos se había formado un grupo interesado en hacer este tipo de labores. Hay estudiantes, arquitectos, trabajadores sociales, todos con ganas de aportar. La mayor parte del trabajo está en cerro Cordillera, ahí se intentan proyectos de reeducación, de reconceptualizar y darle otro sentido a espacios que están botados, los basurales. Queremos cambiar el cerro, pero no cambiarlo como cerro Alegre, no se busca la gentrificación, queremos que los vecinos sigan acá, no que el cerro se ponga bonito, llegue alguien, compre todo y los vecinos se tengan que ir. Queremos fortalecer los lazos locales, para que eso sea suyo y lo cuiden. El huerto es con los vecinos y para los vecinos.
Daniel: Somos todos voluntarios, tenemos las ganas de dejar algo para la comunidad. No queremos imponer nada a los vecinos, sino darle herramientas para empoderarse. La idea es trabajar desde, para y por los vecinos.
Universidad Santo Tomás, sede Viña del Mar